martes, 19 de marzo de 2013

Juegos de dos



Adiós, así nada más, como si decir hasta pronto y gracias a alguien fuera realmente el final. Ayuda pensar en el momento de las verdades dolorosas “se acabó”. Y no es que no ocurra, pero tampoco que en realidad sea así de fácil el siguiente paso. Hace unos días me despedí de un hombre con el que tenía muchas ganas de muchas cosas. Por cosas puedo enunciar las palabras relación, amor y reciprocidad. Y no es que en este momento no sea eso lo que tenemos, sino que la palabra pareja se volcó irremediablemente en amigo y lidiar con la contundencia de ese sustantivo me trajo a la cabeza todos los desprendimientos que han llegado por mi cuenta, o sin ella, a mi vida los últimos meses. Entre las consecuencias de esta despedida de la ilusión han venido olas y ciclones de tristeza, accidentes, borracheras y casi una extinción de deseo sexual. De todo esto, lo último es lo que me parece lo menos preocupante, porque un descanso en la banca no le viene mal a nadie, y por supuesto, es la única de las cuatro consecuencias que no puede matarme.

A diferencia de otras ocasiones afrontando el desamor, o mejor dicho, la desarticulación del enamoramiento, en esta me estoy permitiendo navegar en las emociones y poder buscar la otra orilla al día, sin el naufragio catastrófico y sin la mojada de pies diciendo que aquí no pasó nada. Crecer y que pasen tantas cosas tan absurdas, parecidas y hermosas ayuda a entender que todo pasará si lo dejas atravesar sin tapujos la boca, las lágrimas o hasta la mala leche.  Nadie sabe qué tanto dura o pasará con la vida del frankenstein, hecho de manos, pies, ojos y labios de otros amores. Es difícil aceptar que el juego no es de dos, aunque los dos jueguen de cualquier forma. ¡Ah, los juegos de dos! Esa complicidad y deseo de saber al otro y a nadie más. Eso no dura nada, y mientras pasa, entierras que todo tiene caducidad.

No me reprocho nada ni a él, realmente nadie es indispensable para seguir haciendo lo que uno quiere, y que no estés en el plan del otro como quisieras sólo es una invitación a seguir buscando, porque eso sí, encontrarte con otro es encontrarte contigo al fin de cuentas. Sería una lástima muy probable que cuando vuelva a conocer a alguien mande al carajo esto que pienso, por eso lo publico. Al menos la existencia de una ocasión en la vida donde sin querer explotar ni contenerme, me deje salir escribiendo esto. Yo de amor sé que nada es absoluto, y escribo desde mi lugar, el testimonio del viaje más reciente y de su curso. Ahora sé que puedo cambiar todo mi parecer de un día a otro, pero algo se guarda de lo esencial, o mejor dicho, hay semillas que sobreviven en el (a)mar.

Ahora apenas unas semanas a la distancia de ese día que definitivamente dije Adiós, no a él, sino a ese que no era, acepto que la cosa no va tan mal y tal vez era realmente lo que necesitaba, estar al aire sin más compromisos que hacia conmigo en un momento donde construir tiene más espacio y posibilidades porque en mi plan sólo quedo yo. Gracias por decir No gracias y aunque a veces no parezca, por dentro te sonrío y acepto que el juego continúe, juntos o separados, como los dos queramos.


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