Adiós,
así nada más, como si decir hasta pronto y gracias a alguien fuera realmente el
final. Ayuda pensar en el momento de las verdades dolorosas “se acabó”. Y no es
que no ocurra, pero tampoco que en realidad sea así de fácil el siguiente paso.
Hace unos días me despedí de un hombre con el que tenía muchas ganas de muchas
cosas. Por cosas puedo enunciar las palabras relación, amor y reciprocidad. Y no
es que en este momento no sea eso lo que tenemos, sino que la palabra pareja se
volcó irremediablemente en amigo y lidiar con la contundencia de ese sustantivo
me trajo a la cabeza todos los desprendimientos que han llegado por mi cuenta,
o sin ella, a mi vida los últimos meses. Entre las consecuencias de esta
despedida de la ilusión han venido olas y ciclones de tristeza, accidentes,
borracheras y casi una extinción de deseo sexual. De todo esto, lo último es lo
que me parece lo menos preocupante, porque un descanso en la banca no le viene
mal a nadie, y por supuesto, es la única de las cuatro consecuencias que no
puede matarme.
A diferencia
de otras ocasiones afrontando el desamor, o mejor dicho, la desarticulación del
enamoramiento, en esta me estoy permitiendo navegar en las emociones y poder
buscar la otra orilla al día, sin el naufragio catastrófico y sin la mojada de
pies diciendo que aquí no pasó nada. Crecer y que pasen tantas cosas tan
absurdas, parecidas y hermosas ayuda a entender que todo pasará si lo dejas
atravesar sin tapujos la boca, las lágrimas o hasta la mala leche. Nadie sabe qué tanto dura o pasará con la vida
del frankenstein, hecho de manos, pies, ojos y labios de otros amores. Es difícil
aceptar que el juego no es de dos, aunque los dos jueguen de cualquier forma. ¡Ah,
los juegos de dos! Esa complicidad y deseo de saber al otro y a nadie más. Eso no
dura nada, y mientras pasa, entierras que todo tiene caducidad.
No me
reprocho nada ni a él, realmente nadie es indispensable para seguir haciendo lo
que uno quiere, y que no estés en el plan del otro como quisieras sólo es una
invitación a seguir buscando, porque eso sí, encontrarte con otro es
encontrarte contigo al fin de cuentas. Sería una lástima muy probable que
cuando vuelva a conocer a alguien mande al carajo esto que pienso, por eso lo
publico. Al menos la existencia de una ocasión en la vida donde sin querer
explotar ni contenerme, me deje salir escribiendo esto. Yo de amor sé que nada
es absoluto, y escribo desde mi lugar, el testimonio del viaje más reciente y
de su curso. Ahora sé que puedo cambiar todo mi parecer de un día a otro, pero
algo se guarda de lo esencial, o mejor dicho, hay semillas que sobreviven en el
(a)mar.
Ahora apenas
unas semanas a la distancia de ese día que definitivamente dije Adiós, no a él,
sino a ese que no era, acepto que la cosa no va tan mal y tal vez era realmente
lo que necesitaba, estar al aire sin más compromisos que hacia conmigo en un
momento donde construir tiene más espacio y posibilidades porque en mi plan
sólo quedo yo. Gracias por decir No
gracias y aunque a veces no parezca, por dentro te sonrío y acepto que el
juego continúe, juntos o separados, como los dos queramos.
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